La investigación mexicana fue destacada por la agencia espacial estadounidense NASA, que asegura que el análisis de pruebas, tomadas por la sonda Viking I hace 34 años, no fue correcto.
Como consecuencia del descubrimiento posterior de la sonda Phoenix, que reveló la existencia de percloratos en suelo marciano hace dos años, los analistas presumen que se podría haber recalentado demasiado esta sustancia venenosa, y que podría haber liquidado todo el potencial rastro de vida.
